Posesión



En esa habitación en penumbras, él se follaba a esa mujer con fuerza bruta. La pobre gemía y lloraba pendiendo de sus brazos sudados y musculados. El acto, me mojaba hasta el alma mientras saboreada un bourbon denso. Y un morboso y voyerista placer me arrebataba el aliento al tener en cuenta que esa bestia era sólo mía.






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