Fuera


entre los vaivenes de lo etéreo, me pregunto por qué no besar tus labios durmientes. O dejarme posar en ti para que creas que en tu estado de sopor mi cuerpo te abrazó en piel desnuda hasta eyacular enredado en las sábanas perfumadas a mí. A los pies de tu cama, observo. No me engañas. Eres un alma perdida que habita en un castillo oscuro. Pero me complace ver cómo penetras a esas mujeres que languidecen al finalizar tu ritual. Soy tu sombra voyerista que se masturba hasta acabar en el silencio de estas frases encriptadas. Vuelvo entonces, sin más aire que el inhalado. Ahora me quedan estas líneas como sosiego y el sabor de tu boca callada del sueño que mañana me contarás. 

3 comentarios:

  1. Me dio escalofrío señorita Oz, como siempre maravillosa tu escritura.

    ResponderEliminar
  2. Hermosa la sinfonía de palabras para el acto de desdoblamiento.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.