Y entre los vaivenes de lo etéreo, me pregunto por qué no
besar tus labios durmientes. O dejarme posar en ti para que creas que en tu estado de
sopor mi cuerpo te abrazó en piel desnuda hasta eyacular enredado en las
sábanas perfumadas a mí. A los pies de tu cama, observo. No me engañas. Eres un alma perdida que
habita en un castillo oscuro. Pero me complace ver cómo penetras a
esas mujeres que languidecen al finalizar tu ritual. Soy tu sombra voyerista
que se masturba hasta acabar en el silencio de estas frases encriptadas. Vuelvo
entonces, sin más aire que el inhalado. Ahora me quedan
estas líneas como sosiego y el sabor de tu boca callada del sueño que mañana me
contarás.
Me dio escalofrío señorita Oz, como siempre maravillosa tu escritura.
ResponderEliminarHermosa la sinfonía de palabras para el acto de desdoblamiento.
ResponderEliminarSUBLIME
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