E~love


 No todos los días te prendas de un desconocido que está tras una pantalla impávida de un computador. Es raro, pero cierto. Tan cierto como el escalofrío que me abraza al recordar su perfume que nunca olí.

Y aunque el sol brilla como si tuviera ira con la tierra, dentro de esta habitación hace un poco de frío, el silencio reina y mi vida oscila entre mis cuentos y el recuerdo de la historia de Franz Kafka y Milena Jesenská. Todo comenzó en 1920, cuando ella tomó contacto postal con él para pedirle autorización para traducir un libro suyo al checo. Después de ello se hizo habitual el intercambio de misivas, y sin tener siquiera la imagen del otro para elucubrar, dos almas se reconocieron entre sí para vivir eso que llaman amor. Primeras líneas, el inicio del reconocimiento.


Referido a lo último, él me diría que soy una ilusa, que las sensaciones que describo son verdaderas “chorradas”. Que las relaciones sólo se consagran con el día a día, con sentir el mal aliento del otro cada mañana al despertar y las tetas aprisionadas en sus manos mientras clava con el mayor de los morbos. Estoy de acuerdo pero también no. Pocas horas fueron suficientes para saber quién era más allá de cualquier análisis presencial. No es imaginería, es intuición pero de la racional. Cómo desechar al plano de lo utópico el reconocimiento mutuo de dos animales que se buscaban desde siempre. Nos olimos a la distancia. Cómo desestimar aquel orgasmo que me brindó su seguridad hecha palabras, más la imagen de su miembro rígido, venoso y húmedo. Fue tan fuerte que me retorcí en la cama lagrimeando de placer. Llamo a todo esto no coincidencia, es la sincronía del Kybalión que algo me costó comprender pero que ahora se ajusta a este encuentro.

Si él leyera estas líneas, seguiría afirmando; y quizás con mayor razón, que mis postulados no tienen asidero. Pero estoy segura de algo: cuando recuerde mi dulce fragilidad, lo que leyó entrelíneas y la puta que soy, no va a tener más remedio que masturbarse elucubrando una vez más con mis pezones endurecidos y jadeos entrecortados pidiendo más y más. El semen que derramará será si no sangre blanca por mí, quien sí existe, y perdida en estas frases dedicadas a alguien que está a miles de kilómetros de distancia y que jamás he tocado siquiera por segundos.

Yo… yo esta noche sobaré insistentemente con mis pequeñas manos mi mundo hasta que para el mayor de los orgasmos en su nombre. Después me quedaré tranquilamente dormida entre sus brazos para despertar sin él pero con la sensación vivida de que todo fue real.

Así será.

4 comentarios:

  1. ¡Qué sensación! Es muy palpable..

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  2. Franz siempre leerá a Milena...

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  3. Y Milena siempre esperará a Kafka...

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  4. En tiempos de Facebook y redes sociales el amor ha cambiado, es tan real como el clásico...... como el que describís aquí, es más común de lo que se cree solo que nadie lo cuenta

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